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Está muerto quien no pelea

  • por Matías Serkin
  • 26 may 2015
  • 2 Min. de lectura

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¿Dónde podemos encontrar algún matiz que no nos haga pensar en este mes de mayo, como uno de los más negros de la historia de nuestro fútbol? Grandes tragedias dentro y fuera de los estadios, han sido, históricamente, la viva imagen de un deporte que se ha ido erosionando. Uno, crédulo de amor, se esmera en pensar que alguna vez esto va a cambiar. Y que mediocres aquellos que, por no querer bajar del trono, o por negarse a perder ese gajo de privilegio que se les ha sido otorgado, no fueron capaces de torcer el rumbo de la historia en ninguna de las tantas oportunidades en que esta nos vio caer.

¿Cómo se llegó a este verdadero caos? ¿Cuándo fue que las canchas de fútbol se tornaron verdaderas trampas mortales? ¿A quién atribuirle tan grande responsabilidad?

Espero apelar al corazón de cada uno de los lectores cuando digo que esto es culpa de todos. La putrefacción, cuyo origen se aloja en Viamonte 1366, ha tocado la puerta de cada uno de los hinchas del fútbol. Y créanme que hemos perdido. Las malas decisiones tomadas de raíz, las deplorables gestiones llevadas a cabo desde la AFA y la connivencia del poder político para con las barras, son todas cuestiones que nosotros, los simpatizantes comunes, hemos ido acompañando, casi sin saberlo, o siendo conscientes del pleno ejercicio de nuestras facultades. La cultura pro barra brava, es una de las evidencias más grandes para soslayar esto. Esa reivindicación, que tanto el estudiante como el padre de familia hacen domingo tras domingo, da la impresión de que, hilando fino, no se salva nadie.

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De la gran mayoría de los futbolistas, ¿qué se puede decir? Jugadores de Boca Unidos y Atlético Paraná unidos en un abrazo, es una escena poco familiar en la vida diaria de este deporte. El reino de la hipocresía, nunca antes mejor dicho, es el plato del que se alimentan semana tras semana, estos profesionales del “sacar ventaja”. En este fútbol con leyes de la jungla, ¿qué puede esperar un jugador que incita a la violencia, más que violencia?

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El periodismo, a todo esto, parece cortar el cable equivocado a la hora de operar sobre la bomba que está siempre a punto de estallar. Metáforas y analogías baratas que rozan la categorización de guerra o enemigo, son pronunciadas por hombres tan podridos, o más, que los señores de la AFA.

Ni en el festejo se puede divisar algo de calma en estos tiempos. Tal es el caso de lo acontecido en el festejo de Platense por sus 110 años de vida. Cuando disputaban un partido los equipos senior de los elencos de Vicente López y River Plate, una invasión de cancha dio rienda suelta a la locura.

Decir “Nunca más” se volvió una frase tan vacía como incierta. Es un panorama francamente pesimista este que estamos viviendo. Quizás sea hora de darle el pésame al fútbol y volver a las calles y a las plazas a jugar a la pelota.

 
 
 

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